¨Las novelas de Carpentier son dialécticas porque son trágicas¨ (Fuentes[1]) ¨Borges, con su inagotable riqueza metafórica, condensa su lucha desesperada con el lenguaje¨(García Vásquez[2]). En efecto, ambos autores revelan una autenticidad en las palabras de su texto que cautivan al lector. Por su parte Alejo Carpentier en El Reino de Este Mundo, pone en evidencia el punto de partida del realismo maravilloso en el mundo literario de América Latina, durante todo el texto se expande una ¨iluminación no habitual¨ de lo que consideramos realidad; porque nos encontramos frente a un mundo con personajes, tiempos y lugares que existen pero que están inmersos y se desarrollan bajo un modelo irreal o de invención. ¨De metamorfosis en metamorfosis, el manco estaba en todas partes, habiendo recobrado su integridad corpórea al vestir trajes de animales. Con alas un día, con agallas al otro, galopando o reptando, se había adueñado del curso de los ríos subterráneos, de las cavernas de la costa, de las copas de los árboles, y reinaba ya sobre la isla entera¨ (Carpentier, 16). En contraste, Borges se identifica con un modelo vanguardista y en cuanto al lenguaje revela su visión de poeta y manifiesta en cada uno de sus cuentos una lucha constante contra las limitaciones que éste posee cuando se trata de describir al mundo; así, siendo concordante con la poesía, el autor trata de expresar aquello inexpresable por medio de su prosa ¨deslumbrante¨ que crea y constituye un nuevo lenguaje. ¨Absorto en esas ilusorias imágenes, olvidé mi destino de perseguido. Me sentí, por un tiempo indeterminado, percibidor abstracto del mundo. El vago y vivo campo, la luna, los restos de la tarde, obraron en mí; asimismo el declive que eliminaba cualquier posibilidad de cansancio¨(Borges, 45) [3]. Tanto en Borges como en Carpentier a mi criterio existe la necesidad de utilizar en sus relatos la ironía y el humor y así romper el hilo natural de la narración con frases que impactan al lector porque lo trasladan a una escena tan real con elementos mitológicos que uno se siente cautivado e inmerso también en la historia; en efecto, en el capítulo de Carpentier titulado Dogón dentro del Arca, se narra una situación trágica de los esclavos y sin embargo se utiliza un tipo de burla para girar la perspectiva del lector y no sumergirlo a fondo en la tragedia sino es con un poco de ocurrencia, así: ¨El amo llegó a tiempo para impedir que Ti Noel y doce esclavos más, marcados por su hierro, fuesen amacheteados en el patio del cuartel, dónde los negros, atados de dos en dos, lomo a lomo, esperaban la muerte por armas de filo, porque era más prudente economizar la pólvora¨ (Carpentier, 24). De la misma manera que Borges es irónico humorístico, cuando dice que ¨La locura de Carlos Argentino me colmó de maligna felicidad; íntimamente, siempre nos habíamos detestado¨ (Borges[4]). Para terminar, lo que más me impactó sobre esta nueva narrativa, es que con Borges, existe un sentimiento de extravío del hombre frente a un mundo, como si la vida de los seres humanos estaría siempre dentro de un laberinto en el que muchas veces no se encuentra salida como aquel de El jardín de los senderos que se bifurcan. Y que con Carpentier, la primera impresión de los relatos de los esclavos por ejemplo, es de tal desconcierto, que atrapan al lector dentro de una tragedia genial caracterizada por sus elementos tristes, indignantes pero a la vez míticos e inhabituales. ¨Era como si en una misma casa los hijos pegaran a los padres, el nieto a la abuela, las nueras a la madre que cocinaba (…) porque matar a un esclavo era abrirse una gran herida en la escarcela. Mientras que aquí la muerte de un negro nada costaba al tesoro público: habiendo negras que parieran, nunca faltarían trabajadores para llevar ladrillos a la cima del Gorro del Obispo¨ (Carpentier, 36).
Palabras (699)
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